Con Kutxabank de viaje a Chinchón, Cuenca y Aranjuez.
Como ya os comente, aquí tenéis un resumen de lo que visitamos y de las explicaciones que recibimos por parte de los guías que tuvimos en cada lugar.
A las 7 de la
mañana, con Ibón al volante, estábamos saliendo de Irún con los primeros pasajeros, en Donosti subió
gran parte del pasaje y en Eibar completábamos con los últimos.
Antes de llegar
a Chinchón hicimos dos paradas técnicas en un viaje lluvioso en algunos tramos,
pero cómodo.
Una vez
llegamos a Chinchón , callejeamos por sus calles hasta llegar al bonito
restaurante Mesón Quiñones. Después de comer visitamos la “cueva” del
restaurante.
Chinchón se
encuentra a 45 km de la capital y ofrece un amplio término lleno de contrastes
culminando con un casco urbano lleno de atractivos turísticos de los cuales
pudimos tener detalle con lo que Rosa, la guía, nos explicó, como la Iglesia
Ntra. Sra. de la Asunción, el Teatro "Lope de Vega", el Monasterio de
las M.M.Clarisas, las ermitas, y como no, la joya de la comarca, la Plaza Mayor
de Chinchón, declarada la 4ª maravilla material de la Comunidad de Madrid.
Empezamos la
visita en la Torre del reloj. En este lugar estaba
ubicada la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de Gracia, la más antigua de
Chinchón pues se tiene constancia de ella ya en el siglo XIV. Fue destruida
durante la Guerra de la Independencia, salvándose únicamente la torre, y por
ese motivo existe un dicho popular que dice “Chinchón tiene una torre sin
iglesia y una iglesia sin torre”.
La Torre del
Reloj se mantuvo en pie aunque a lo largo de la historia ha sufrido varias
restauraciones. En la primera, que se realizó en el siglo XVIII, se le colocó
el reloj, pero la más importante se llevó a cabo en el siglo XIX.
Desde este
lugar divisábamos el Castillo de los Condes, construido a finales del
siglo XV, aunque fue derruido en un ataque comunero en 1520. El III Conde de
Chinchón, años después decide construir el actual sobre los cimientos del
anterior. Estuvo bien conservado hasta el año 1705, en que sufrió las
consecuencias de la Guerra de Sucesión. En 1808 durante los tres días de asedio
a Chinchón en la Guerra de la Independencia, sufrió expolio e incendio.
A partir de
entonces, parte de sus materiales se aprovecharon en la reparación de caminos,
cercas y casas. Su último uso, fue como fábrica de licores.
Por encima de
la Plaza Mayor del municipio de Chinchón se alza la gran mole de
la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Su construcción se inició
en 1534 con un proyecto de arquitectura gótica, de Alonso Cobarrubias y se
terminó en 1626, con la colaboración del patrimonio del condado de Chinchón y
el proyecto de Nicolás de Vergara el Mozo.
El tercer
conde de Chinchón, Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, mayordomo de Felipe
II y miembro de su Consejo de Estado, contrató para su finalización a los
mejores maestros que habían trabajado en El Escorial.
En 1808, es
incendiada por las tropas francesas y restaurada en 1828. La iglesia actual es
una gran reconstrucción, de grandes dimensiones, con una única nave gótica en
sus inicios y renacentista al final, sin torre, hecha con muros de sillería,
con una mezcla de estilos gótico, plateresco, renacentista y barroco.
El hermano de
Francisco de Goya, Camilo, fue sacerdote de la Iglesia de la Asunción.
Goya fue un visitante asiduo de Chinchón, en cuya plaza solía pintar. En 1812
pintó el magnífico cuadro de la Asunción de la Virgen que se encuentra
en el retablo principal de la iglesia.
Callejeamos,
siempre guiados por Rosa hasta La Plaza Mayor, catalogada como una de
las más bellas del mundo. Lugar de encuentro donde se celebraban las ferias de
ganado, el concejo compra unas casas en 1499 para acometer sus reuniones,
estableciéndose el Ayuntamiento en el mismo lugar en el que se encuentra en la
actualidad.
En 1502 Juana
la Loca y Felipe el Hermoso visitan Chinchón y la Plaza Mayor. En 1683 queda
cerrada abriéndose huecos suficientes que dejen paso a procesiones y carros. En
su conjunto, la plaza está soportalada y cerrada por construcciones de tres
plantas y balcones de madera, denominados "claros". Ha sido utilizada
como corral de comedias, juego de cañas, autos sacramentales y celebraciones
taurinas. En el año 2008 ha sido declarada la 4ª maravilla de la Comunidad de
Madrid.
Volvemos al
autobús con dirección a Cuenca donde llegamos a tiempo de acomodarnos en el
Hotel Torremangana, muy céntrico en la parte nueva o ciudad baja.
Por la
mañana, ya todos en el autobús, recibimos a Guillermo, el guía que nos
acompañará a la visita a la ciudad alta, la Cuenca Monumental, por la mañana y,
por la tarde, a la Ciudad Encantada.
Nos estamos
trasladando a la ciudad alta cuando una compañera de viaje se siente
indispuesta, se llama al seguro de atención en viaje y se le traslada en un
taxis al hospital para que reciba atención médica.
El resto del
grupo vamos caminando por las calles y recibiendo la información que nos da
Guillermo, por cierto, con muy buen humor, de los Monumentos más
representativos.
La partes
monumental es una ciudad medieval. Por necesidades de defensa está ubicada en
un espolón largo y escarpado en la confluencia de dos cursos fluviales. El
trazado de las calles estará acomodado a las dificultades del emplazamiento.
La red viaria
se va a organizar en función de dos ejes: uno, longitudinal, formará una
“espina lineal” que, arrancando de la parte baja, del Puente de la Trinidad
(antigua puerta de Huete), y continuando por las calles Alfonso VIII y San
Pedro, morirá en el Barrio del Castillo. El otro, de carácter
transversal, unirá la puerta de Valencia con la de San Juan.
Empezamos el
recorrido en la Torre de Mangana un edificio emblemático de la ciudad,
situada en la plaza del mismo nombre. Se trata de un edificio del siglo XVI,
restaurado en el siglo XX. Desde la torre, el reloj de la ciudad nos recuerda
constantemente con sus campanadas monótonas la fugacidad del tiempo.
La
arquitectura civil también tiene su espacio en la ciudad. En la Calle San
Pedro, donde residía la nobleza más linajuda, se puede contemplar antiguas
casonas con sus escudos, llamando la atención los trabajos de rejería y forja.
En la Calle Alfonso VIII podremos ver viviendas caracterizadas por su
verticalidad y su arquitectura de entramado de corte más humilde y de carácter
popular.
En el centro
del eje longitudinal se sitúa La Plaza Mayor que será el principal punto
de referencia de toda visita o recorrido por la ciudad. La plaza queda
conformada por un triángulo cuyos vértices son La Catedral, El Convento de las
Petras (s. XVIII) y el Ayuntamiento. En este punto, hacemos un descanso para
tomar un café o hacer alguna compra.
Seguimos de la mano de Guillermo, quién nos enseña y explica La
Catedral de Santa María la Mayor, símbolo del poder eclesiástico, fue el primer
edificio que se comenzó a construir, tras la conquista de la ciudad, en el
lugar donde se emplazaba la antigua alcazaba musulmana. Según Lampérez,
restaurador de la fachada, es el más claro ejemplo de protogótico conquense, y
considerada como más temprano ejemplo de Gótico en España. Comenzó a edificarse
a finales del siglo XII, se consagró en 1208 por el arzobispo Ximénez de Rada,
aunque no fue terminada hasta 1271.
Es un
edificio complejo con restos de transición del Románico al Gótico de finales
del siglo XII, otros del siglo XIII y otros del siglo XV. Tiene planta de cruz
latina con tres naves y una sola en el crucero. Es un edificio más que
discutido en cuanto a influencias. Para unos, sus bóvedas sexpartitas
manifiestan un influjo cistercience borgoñón; para otros, el empleo de doble
crucero, decoración de dientes de sierra y la torre linterna cuadrada,
manifiesta un influjo inglés.
La serie de
capillas que cubren las naves laterales fueron edificadas en los siglos XVI y
XVII, destacando la de los Apóstoles, la del Espíritu Santo y la de los Caballeros,
además de las salas nobles, como la Sacristía y la Sala Capitular. Al claustro
se accede por el singular Arco de Jamete. No queda ninguna de las cuatro torres
del templo, salvo el arranque de la del Ángel, obra de la primera fase
constructiva. Debe destacarse también el triforio abierto, y el Transparente,
obra barroca de Ventura Rodríguez. El hundimiento en 1902 de la Torre de El
Giraldo afectó a la fachada del templo, reconstruyéndose la actual neogótica.
La última transformación realizada ha sido la colocación de vidrieras e
artistas contemporáneos: G. Torner, A. Bonifacio, H. Dechanet y G. Rueda.
Como un
edificio anexo a la catedral y sin despegarse de ella se levanta el Palacio
Episcopal, otro de los símbolos del poder eclesiástico en la ciudad. Su
construcción se inició en el siglo XIII y se continuó en los siglos
posteriores. En el siglo XVI trabajaron Pedro de Alviz y Andrea Rodi, uno de
los introductores de la arquitectura purista en Cuenca. La bella fachada se
modificó en el siglo XVIII. Sobre la puerta el escudo de su patrocinador, el
obispo Flores Osorio.
Si el símbolo
del poder eclesiástico es la Catedral, el del poder civil es el Ayuntamiento.
El edificio actual es del siglo XVIII y fue proyectado por Jaime Bort en 1733.
Consta de tres cuerpos. El problema que se le planteó al genial arquitecto fue
el de poder cerrar la plaza manteniendo su accesibilidad, solución que dio con
la incorporación de los tres arcos en el cuerpo inferior.
El edificio
más emblemático y más conocido de la ciudad de Cuenca es el de las Casas
Colgadas. No se sabe con exactitud su origen que, para unos, es musulmán,
mientras que, para otros, es de origen medieval (s. XIV-XV). Pudo ser una
antigua casa solariega en virtud del escudo del canónigo Gonzalo González de Cañamares
encontrado en su interior.
El mito, la
magia y la leyenda las elevó a la categoría de monumento. En la actualidad son
tres casas restauradas en el siglo XX. En dos de ellas está ubicado El Museo de
Arte Abstracto Español (Casas del Rey) y en la otra un mesón típico (Casa de la
Sirena).
El carácter
clerical que la ciudad tuvo en la Edad Moderna queda patente en la cantidad de
edificios de tipo religioso, iglesias y conventos, que entre los siglos XVI y
XVIII se edificaron. El convento más conocido es el Convento de San Pablo.
Fue levantado a partir de 1523 como convento dominico. Actualmente el edificio
se ha convertido en Parador Nacional de Turismo.
Llegamos al Puente
de San Pablo. Existía un antiguo puente de piedra construido entre 1533 y
1589 pero se desmoronó. En 1902 se construyó el actual, de hierro y madera,
siguiendo las tendencias arquitectónicas de la época. Antes de cruzar el puente
tendremos la oportunidad de contemplar una escultura de bronce: El Pastor de
las Huesas del Vasallo, obra del escultor Luis Marco Pérez. Según palabras
de su autor, la figura es un homenaje a los pastores. Descendemos andando hasta
el río Hoz del Huécar desde donde estas casas aparecen como auténticos Rascacielos
que abren sus ventanas al también popular Barrio de San Martín.
Regresamos al hotel para el almuerzo y descasar un poco. Nos interesamos por el estado de nuestra
compañera en el hospital.
En el autobús
y acompañados nuevamente por Guillermo nos dirigimos a La Ciudad Encantada, un
paraje natural que fue declarado en 1929 como Sitio Natural de Interés
Nacional. Actualmente se incluye dentro de los límites del Parque Natural de
la Serranía de Cuenca, dentro de las zonas de protección prioritaria por su
excepcional valor geomorfológico, de importancia internacional.
A casi 1.500
m. de altitud, la naturaleza se ha permitido uno de esos caprichos que llenan
siempre de asombro al viajero: La Ciudad Encantada.
Estos
fenómenos geológicos, mundialmente conocidos, son formaciones rocosas
literalmente esculpidas por la acción del agua, el viento y el hielo, que al
erosionar durante siglos las rocas, ha conseguido modelar figuras humanas,
objetos, animales, con una precisión difícil de entender, hasta conseguir una
ciudad delirante, una ciudad que parece dormida de algún hechizo misterioso.
Es la
diferente dureza y composición de las rocas, lo que ha hecho posible la
formación de esculturas en la Ciudad Encantada.
Caminando por
la Ciudad Encantada se crea la ilusión de hacerlo por una ciudad ciclópea y
laberíntica, con sus calles y plazas, altos edificios, puentes romanos, puertas
góticas, monolitos, bosquecillos e incluso grandes barcos erguidos sobre sus
quillas. A la entrada, y enterrado hasta los hombros, asoma una enorme cabeza
de gigante, como permanente centinela. El itinerario está señalizado y
tituladas las formaciones: los Barcos, el Perro, el Mar de Piedra, el
Elefante,... un sinfín de sorpresas que la naturaleza nos regalo.
El entorno de
la Ciudad Encantada también nos resulta mágico. La vegetación, espléndida,
formada por pinos negrales, sabinas, enebros, boj, pinos, zarzamoras,…
espléndida, formada por pinos negrales, sabinas, enebros, boj, pinos,
zarzamoras,...
Regresamos al
autobús para volver a Cuenca, una breve parada para ver como va encañonado el río
Júcar.
Tiempo libre
antes de la cena., en la cual tuvimos la agradable sorpresa de la vuelta de
nuestra compañera que pasó el día hospitalizada.
Madrugamos y,
después del desayuno, salimos hacia Aranjuez. Fuimos directamente al Palacio Real de Aranjuez, una de las
residencias de la Familia Real
Española, situada en el Real Sitio y
Villa de Aranjuez (Comunidad de
Madrid), que es gestionada y mantenida por Patrimonio
Nacional. Está situado a orillas del río Tajo, entre la avenida
del Palacio y la plaza de las Parejas por el Sur, el jardín del Parterre por el
Este, la Ría por el Norte y la plaza del Raso de la Estrella por el Oeste.
Cuando el
Emperador Carlos V
empezó a interesarse por desarrollar Aranjuez como una villa
regia con amplio coto de caza se aposentó, como en 1501 había hecho Felipe el
Hermoso, en el viejo palacio de los maestres de Santiago.
Fue erigido
por orden de Felipe II,
quien le encomendó el proyecto al arquitecto Juan Bautista
de Toledo, que murió durante su construcción, por lo que su
discípulo Juan de
Herrera fue el encargado de rematar la obra. Durante todo el siglo
XVII se paró la obra, hasta que en tiempos de Fernando VI
se acomete una importante ampliación, que continuará Carlos III
dotándolo de unas alas que encierran el patio de armas, tal y como se puede
contemplar hoy en día. Un palacio menor, la llamada Casa del
Labrador, se sitúa fuera del recinto, formando parte del Jardín
del Príncipe.
Los inmensos jardines,
proyectados para ensalzar la residencia real de la árida y seca meseta del centro de España, y regados con las
aguas de los ríos Tajo
y Jarama, son los más
importantes del periodo de los Habsburgo
en España. En 2001
este entorno fue declarado «Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad» por la
Unesco.
Del Palacio visitamos,
entre otras cosas, la Sala China o Gabinete de Porcelana, así
como la Sala de los Espejos.
Después de la
visita disfrutamos de tiempo libre para recorrer las calles de la población.
Almorzamos en
el Restaurante Rusiñol y desde allí salimos dirección Eibar, Donosti e Irún,
donde finalizamos estos tres intensos días de turismo.
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