Con Kutxabank a Santo Domingo y Ezcaray
Al rato de
salir de nuestras poblaciones de origen, paramos en La Puebla de Arganzón,
situado en el enclave del Condado de Treviño, para realizar el hamaiketako.
Retomamos el viaje para dirigirnos y visitar Santo Domingo de la Calzada.
Santo
Domingo de la Calzada se levanta sobre una extensa llanura, a orillas del río
Oja, en el extremo occidental de La Rioja, a los pies de las más altas cumbres
de la Sierra de la Demanda. Está a una altitud de 638 mts. y cuenta con una población de 6.520 habitantes censados
( 2014).

Se le
llama "de la Calzada" por su determinada labor de mantener y mejorar
la vieja calzada romana que pasaba entre Nájera y Redecilla del Camino para
facilitar el paso de los romeros, que entre otras construyó allí un puente
para hacer seguro el cruce del río, un hospital y un albergue de peregrinos,
para facilitar con ello el peregrinaje del Camino de Santiago a su paso por la
localidad.
Nada más
llegar, visitamos la Catedral. Según nos contó el guía, sus orígenes se
remontan al año 1158, en que comenzó a edificarse. En los siglos XIV y XVI
sufrió distintas modificaciones hasta presentar su aspecto actual. Consta de
tres naves con crucero, girola, triforio y bóvedas de crucería. De su exterior
destaca principalmente el ábside románico, la torre barroca y la portada del Mediodía,
o del Santo, con arco de medio punto, imágenes en hornacinas y óculos
circulares. El retablo mayor está realizado en alabastro y nogal, terminado en
1545. En la sillería del coro, destaca su ornamentación plateresca del siglo
XVI. Entre sus capillas destacan la del Sepulcro de Santo Domingo (con estatua
yacente); la de Santa Teresa; la de la Magdalena (una de las más ricas de
la catedral); la del Santo Cristo (con dos retablos, uno renacentista y otro
barroco); la de San Pedro. El claustro es del siglo XIV, pero modificado en el
XVI. En la sacristía y en la sala capitular se guardan importantes tesoros
artísticos, como varios trípticos hispano-flamencos de los siglos XV y XVI, y
distintas piezas de orfebrería.
Dentro de
la Catedral conocimos el famoso milagro
de la gallina y el gallo, según el cual se dice que Domingo García demostró
la inocencia de un peregrino acusado erróneamente de muerte al hacer volar una
gallina que estaba asada en el plato. En recuerdo del estos hechos, en la
catedral calceatense hay siempre un gallo y una gallina vivos y se extendió el
dicho de “En Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de
asada”.
Paseamos
por el entorno de la Catedral pasando por la Plaza
Mayor y del
Santo.
Volvimos
al autobús para dirigirnos hasta Ezcaray. Nos espera nuestro guía, Ricardo
Aransay, que es, ni más ni menos, Presidente de la Asociación cultural y
Artística de Ezcaray.
Empezamos
visitando la Ermita de Allende. Se halla en un altozano “allende” del río Oja. Es una construcción barroca del siglo XVII. Es un edificio en sillería y
mampostería, con planta de cruz latina, cúpula sobre crucero y bóvedas de
lunetos. En
su interior alberga la imagen gótica de la Virgen de Allende, patrona de
Ezcaray, y una valiosa colección de diez ángeles arcabuceros, óleos procedentes
de una escuela pictórica del Virreinato del Perú de los siglos XVII y XVIII,
donados por el ezcarayense arzobispo de Lima Pedro Antonio Barroeta y Ángel
(1701-1775).
Es hora de comer y lo
hacemos en el Restaurante Iguareña, donde somos muy bien recibidos por Iñaki, su
propietario. Sentados en la mesa disfrutamos, como no, de unas buenas Patatas a la Riojana,
Cordero al Chilindrón y flan casero.
Después de comer,
guiados por Ricardo, conocimos el casco urbano con
rincones de gran belleza, arquitectura bien conservada y tipologías diferentes
por barrios. Destacan los soportales que permitían mantener la vida de la
localidad aún durante los rigores del invierno.
Finalizamos la visita en
la Iglesia de Santa María la Mayor, resultado de una larga evolución, renovada
con mucha intensidad a partir del siglo XV, sustituyendo las viejas estructuras
románicas, por otras al gusto y modo de la época, pero condicionada esta
evolución por la antigua iglesia, al llevarse a cabo la renovación en varias
fases.
El templo actual es de
sillería del siglo XV, aunque cimentada sobre otra construcción anterior
románica construida entre los siglos XII y XIV. El retablo mayor es del siglo
XVI, de gran interés, como lo es también el museo existente en su sacristía que
reúne tallas de las iglesias de las aldeas. Tiene una sola nave y en su
interior se conservan muchos restos de origen románico. Los retablos son de
estilo gótico y renacentista. El retablo mayor es de tipo banco, con tres
cuerpos, ático, cinco calles y seis entrecalles, con tracerías de claraboyas de
principios del siglo XVI, la imaginería es coetánea y está presidido por la
imagen de Santa María la Mayor, sentado con el Niño desnudo. Es una talla
hispano‑flamenca de finales del
siglo XV. Los otros dos son el retablo de la Asunción y el retablo de San
Roque.
Los torreones de
refuerzo en sus ángulos le dan imagen de fortaleza medieval. La torre es de
planta cuadrada románica, se ubica al lado occidental del lado norte del
crucero. El acceso se realiza por una portada situada por su lado más
meridional. En parte baja hay una ventana románica de medio punto con columnas
acodilladas y capiteles vegetales del siglo XIII, donde está colocado el
matachín —figura mecánica barroca de finales del siglo XVII, que está unido
mediante cables al reloj de la torre para marcar las horas en el interior de la
iglesia, simultáneamente con el reloj de la villa—.
Dentro del conjunto
destaca el museo religioso que fue creado en 1971 y la gran cruz de plata de
estilo gótico plateresco.
Fue declarada Bien de
Interés Cultural en la categoría de Monumento el 11 de octubre de 1967.
Llega el momento de
regresar a nuestros lugares de origen después de una completa jornada.
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