Camìn Riau, Bossòst y Era Còva


La mañana amaneció con nubosidad baja y abundante lo que hacía que el día fuera gris y tristón.
A las nueve de la mañana van apareciendo los protagonistas de la salida de hoy: Noelia y Javi, Susana y Olivie, Rosa y Ramón, Lourdes y Luís, Cruz y Dani y, por supuesto, yo.
Dado el día que hacia no era aconsejable ninguna excursión de altura, por lo que optamos por ir al Bajo Arán. Después de hacer la combinación de coches, partimos caminando desde el pueblo de Es Bordes por el Camín Riau dirección Bossòst. El camino se nos va abriendo, entre la frondosa vegetación que hay a los lados del camino, principalmente avellanos, fresnos, tilos y algún que otro castaño.
Poco ante de llegar a La Bordeta nos empieza a caer una fina lluvia o "cala bobos" abrigándonos a colocar los "goretex". Las cámaras de fotos no paran de dispararse
cada vez que pasamos por algún rincón bonito o alguien protagoniza alguna pequeña anécdota, otra cosa que no para son las animadas conversaciones entre todos y con todos.
Cuando llegamos al Pònt deth Lop nos encontramos con un arrendajo que, posiblemente golpeado por algún vehículo, se encontraba moribundo. Susana decidió buscarle un lugar tranquilo, fuera del paso de personas, para que muriera lo más tranquilamente posible
Pasado el puente continuamos por el camino, ahora por el otro lado del cauce del río Garona. Esta parte es más sendero que camino y también más hermoso. Sigue la fina lluvia.
Paramos en lo alto de una roca, en un claro, permitiéndonos ver el paisaje sobre el río y divisar a lo lejos el pueblo de Bossòst. Por una fuerte, estrecha y resbaladiza pendiente llegamos, en pocos minutos, al puente de hierro en donde hay una profunda poza de agua. Después de pasar por la central eléctrica seguimos por el cauce del canal de desagüe de dicha central hasta casi la entrada a Bossòst. Ya no llueve.
Contemplamos la iglesia de la Mare de Déu de la Purificació que representa el ejemplo más integro de arquitectura románica aranesa, con su planta basilical de tres naves, las dos magníficas portadas y un esplendido campanario; atravesamos el bonito casco antiguo de Bossost, en fuerte subida, por la calle Sant Crisostòm hasta llegar a la capilla dedicada al santo, protagonista de dos aludes ocurridos en Bossòst (uno a principios del siglo XX y el otro en 1981), que desplazarón de su ubicación al llegar la nieve hasta las primeras casas del pueblo. Un poco más arriba de la capilla giramos a la derecha para tomar el Camín des Terretes que nos adentra de inmediato en los dominios de Soala de Casterás. Pasamos por debajo de una gran roca y con un pequeño esfuerzo llegamos hasta la cueva, Era Còva. Nos hacemos las fotos y con un poco más de esfuerzo llegamos hasta el castillo en ruinas, justo encima de la cueva, donde se domina una vista sobre Bossòst y el Baish Aran insuperable. Conquistando la fortaleza tengo un pequeño accidente torciéndome el tobillo, por suerte no es nada grave pero duele. Nos merecemos la comida que nos comemos y, sobre todo, el intercambio de los diferentes chocolates que salen de las mochilas.
El descenso lo realizamos durante unos 800m hasta un serval, giramos en dirección norte superando algún tramo de helechos y rocas. Dada la humedad del camino hay alguna que otra culada sin consecuencia alguna. Un paso entre rocas nos abre una excelente panorámica hacia el entorno de Les con Era Lana, Canejan y parte de Bausen.
Entramos en Bossòst pasando por la capilla de Sant Ròc y seguimos por la calle hasta la plaza de la iglesia. La terraza de un bar nos invita a sentarnos a tomar una cerveza.
En los alrededores de Bossòst se pueden contar hasta siete capillas construidas para proteger a la población de epidemias como la peste.
Regresamos a Vielha. Mañana más...

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