Con Kutxabank viajamos a Las Raíces de Castilla
Las salinas de Poza de la Sal, que dan nombre a este municipio, se
encuentran situadas justo en el borde del Páramo de Masa, donde los
terrenos descienden bruscamente hacia la planicie Burebana, como un inmenso
cráter de 2,5 Km. de diámetro que constituye uno de los diapiros más perfectos
que existen. Los bordes del falso cráter, de contorno prácticamente
circular, encierran dentro de sí la cuenca salinera y sus paredes muestran la
historia geológica del lugar desde la formación de la sal que se corresponden a
los períodos triásico, jurásico y cretácico.
El dato más antiguo sobre el poblamiento de esta zona nos lo aporta el
yacimiento El Castellar, atribuido tradicionalmente a un Castro de la Edad del
Hierro, del que apenas quedan restos de superficie.
Villa de Oña
El principal hito monumental de Oña es su iglesia abacial. Ésta constituye
sin ningún género de dudas, la mayor sorpresa que el visitante se puede llevar
en la provincia de Burgos, provincia ya de por si rica y densa en patrimonio
cultural. Este desconocimiento previo es uno de los mejores aliados para
conseguir en el turista una exclamación de sorpresa y estupor que tardará
tiempo en olvidar. La amplísima variedad de estilos artísticos aquí conservados
(Románico, Gótico, Renacimiento, Barroco, Musulmán, Mudéjar, Egipcio y época
romana), junto con la extensa nómina de objetos aquí contenidos (retablos,
pinturas, rejas, vestidos, sillerías, sepulcros, esculturas, etc.), que en
ocasiones son únicos, convierten a este monumento en una lección de Historia
del Arte.
Comenzamos la visita por el pórtico, estructura arquitectónica románica del
último cuarto del siglo XI, visible en sus impostas ajedrezadas y en su arco de
medio punto trenzado.
Frías
tiene una superficie total de 32 km cuadrados y una población de 284
habitantes, 155 varones y 129 mujeres (INE 2007), contando con sus respectivos
barrios Tobera y Quintana-seca.
La
ciudad de Frías, además de destacarse por ser la más pequeña de España, nos
impregna a su visita de un exquisito sabor medieval que debe su origen a
Alfonso VIII, quien a comienzos del S.XII la erigió sobre la roca, a fin de proteger
y repoblar esta linde de la Vieja Castilla. Dicha estrategia reportó a esta
ciudad numerosos privilegios a sus pobladores, además de la imponente fortaleza
compuesta por el Castillo, la Iglesia de San Vicente, el Puente y la Muralla,
lo que facilitó la defensa de sus intereses, aumentando progresivamente su
economía, hasta el punto de llegar a abastecer las necesidades de los más de
6.000 habitantes con que contaba a la entrada del S. XVI.
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