NOCHE CON RAQUETAS DE NIEVE
.jpg)
.jpg)
Si caminar con Raquetas de Nieve ya es una fascinante experiencia, imagínate hacerlo de noche. Una oportunidad de pasar una noche completamente distinta, alejado de los ruidos y de los espacios cerrados.
El sábado, 7 de febrero, nos reunimos un grupo de personas, amigos unos con los otros, para realizar una salida nocturna aprovechando la proximidad de la Luna Llena del lunes.
Los días previos los partes meteorológicos anunciaban muy mal tiempo para éste día. Dudas e incertidumbres surgían entre los participantes que, claro está, se tenían que desplazar hasta el Valle desde diferentes puntos de la geografía –Madrid, Lleida, Barcelona, Balague, Vilanova, Vitoria, Valencia-. Al final, la gran mayoría acudió a las 17'30h. al punto de encuentro muy animados y con ganas de salir.
En la parte alta del "deth Portilhon", con un paisaje totalmente nevado, nos colocamos las raquetas. Con la ayuda de Rafa, Ester, Begoña y Ángel colocamos a los inexpertos raquetistas sus raquetas, todos agachados parecían pedir a la luna que saliera. Pocos eran los que tenían experiencia en estas lides. Expectación, nervios, ilusión… se apreciaba en los debutantes ante la nueva experiencia, no sólo de las raquetas, también de caminar en la noche nevada y de… muchas cosas más.
Nos adentramos en el majestuoso bosque de abetos con nuestras raquetas. La nieve cae con intensidad, copiosamente. Se nos ha echado la noche encima. Al rato abandonamos el sendero para caminar entre los árboles, atravesar un riachuelo y, de repente, abrirse ante nosotros un bello claro de bosque, el "Plan des Bruishes". Los destellos de los flases son constantes. Un lugar propicio para explicar aquellos aspectos más importantes del espacio natural por el que caminamos, de descubrirles multitud de anécdotas y de detalles...
Continuamos entre los árboles, en ligera subida, hasta volver al sendero que llevábamos. En la noche, el cielo encapotado y nevando hay bastante claridad. Las estrellas y la luna no quieren servirnos de guías. Los impresionantes abetos, en algún caso, con más de treinta metros de altura y con edades centenarias están cubiertos de una buena capa de nieve haciéndolos más bellos, a ellos y al paisaje que nos envuelve.
Risas, conversaciones entre amigos e incluso miradas de amor y algún beso comparten los participantes. En algunas ocasiones se pisan las raquetas involuntariamente, unos a otros, provocando caídas graciosas.
Ante unos grandes témpanos de hielo hacemos la parada para reponer fuerzas. Pan y chocolate (un clásico) son nuestro reconstituyente, al agua agregamos vitaminas "A" "N" "I" y "S" para continuar la marcha. Pisadas recientes en la nieve de corzos, zorros y jabalíes denotan su presencia sin dejarse ver a lo largo de todo el recorrido.
Dejamos el camino para, por un sendero, descender rápidamente hasta nuestro punto de partida.
Una vez llegamos a los coches nos encontramos con que en la carretera hay un palmo de nieve. Continúa la aventura…
En definitiva, una mágica y magnífica experiencia caminando por un bello rincón del Valle de Arán. (Alargamos esta experiencia cenando en un restaurante)
Comentarios
Salut des d'Osona!
Un abrazo.
Juan Carlos
Te envío unas fotos de la excursión y otra de como nevaba al otro lado del tunel cuando llegábamos con el refugio al fondo (casi no se ve) un abrazo.
Seguimos en contacto.
Un abrazo
Javier y Covadonga